jueves, 10 de julio de 2014

Días 7 y 8. Kioto.

京都駅、antigua capital de Japón hasta 1868 y la aparición del emperador Meiji que le dio una vuelta al país.



Tiene pocos habitantes (1.4m) y es muy turística, porque es la única ciudad que quedó un poco decente después de la Segunda Guerra Mundial. Da mucha pena imaginarse lo que podría ser hoy Tokyo y otras ciudades cuando ves la zona monumental de Kioto con sus casas de madera sobre el río Kamogawa (鴨川)。


Llegamos de Nagoya a las 9:50 más o menos. Se tardan unos 40 minutos más o menos desde Nagoya en Shinkansen en llegar. Lo primero que te encuentras al salir de la impresionante estación es la Kyoto Tower.


Fuimos al hotel a dejar las maletas. Hotelaco! Estudio con cocina, dos camas ( una grande y una de 90) con sofá cama, ordenador, tele, ofuro con tele incorporada, baño electrónico, todo muy limpio a unos 8 minutos de la estación caminando. Unos 29.000¥ las tres noches para tres personas. 


No podíamos hacer el check-in hasta las 16:00 así que fuimos a dar una vueltecita. 


Visitamos el templo de Higashi-Honganji, el edificio de madera más grande de la ciudad. Este templo fue construido en 1602 bajo el patronato del shogunato Tokugawa, aunque estaba siendo restaurado, así que sólo pudimos ver el edificio central. 


Es un templo budista que tiene un museo en el sótano, así como una sala de audiovisuales donde se emite propaganda religiosa advirtiendo de los peligros de la vida moderna. 


Luego caminamos hasta Pontochou (先斗町)、el barrio turístico por excelencia. Visitamos el lado este del río, Shijo Dori, una avenida llena de tiendas y restaurantes, bastante interesante. 


Hacia el Norte se encuentra Gion (祇園) el antiguo barrio de las Geisas, al este el templo de Sakaya y al Sur por pequeñas calles empedradas casi peatonales otro templo bastante chulo.


En la orilla Oeste podemos caminar por  las callejuelas de Kiyamachi Dori, y luego por Sanjo Dori donde comimos en un Sushi Giratorio (ya nos salían el ramen, el arroz, el frito y el aceite por las orejas) por 120¥ el plato. Cuidado con Kioto que en muchos restaurantes te traen un entrante sólo por sentarte que suele ser una mini taza de hierbas, que suelen cobrar a 300¥. Es un tima-turistas y tima-nipones, así en los carteles pueden poner los precios más baratos. ¡Para que  luego digan...lo que dicen! Los de la zona vieja con vistas al río tienen todos truco, o son caros de por si.


Volvimos al templo de la lado del hotel para intentar ver los jardines, pero los 500¥ de la entrada, la lluvia y el tiempo nos echaron para atrás. Volvimos al hotel y esperamos por Sho.

Cuando escampó, salimos a ver Pontochou de noche, iluminado con sus linternas y sus giris. 


Merece la pena pasarse una vez que ha anochecido! Volvimos paseando por la orilla del río.


A la mañana siguiente cogimos el autobús para el templo de oro. 金閣寺. 


Se tarda 40 minutos en autobús para llegar y llovía a cántaros! Conocimos a una pareja de americanos (Stella y Mark) que se vinieron con nosotros hasta la hora de comer. 


El pabellón de oro es una parte del templo de Rokuon-ji, o el templo de los ciervos. Estaba muy lleno de turistas, sobre todo chinos. Además llovía a cántaros pero aún así lo disfrutamos mucho.




Por la tarde cogimos un tren para Chikuri (no michi 竹林の道) , o la calle de bambú, en los aledaños de Arashiyama (嵐山).




Es un sitio precioso con unas vistas a la montaña y al bosque increíbles y la calle de bambú y el río Hozugawa (保津川). Es de momento lo que más me ha gustado!


Por la noche volvimos al centro a cenar y a visitar los templos que nos quedaban, que de noche tienen otra vida distinta.


Por cierto cerca de Pontochou nos encontramos con una Maiko (舞子)、una aprendíz de Geisha y tuvimos la suerte de que aunque estaba un poco apresurada nos dejo hacernos una foto con ella. La pobre después de la nuestra se vio obligada a hacerse otra con un grupo de japoneses que iba detrás. Nos quedamos muy impactados, su forma de moverse, de hablar, de mirar.. Era hipnótico! Se nos ve en la cara!



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