jueves, 17 de julio de 2014

Hiroshima

Llegamos a Hiroshima sobre las 3 bajo un sol de justicia. Nos perdimos un poco en la estación y menos mal que nos encontramos con una amable japonesa que nos indicó como ir bajo tierra hasta la salida sur. Lo que más nos sorprendió de Hiroshima (広島) es que parece bastante vieja para ser una ciudad reconstruida totalmente en los 50. Tiene un sistema de tranvías que recorre la ciudad, desde la estación hasta la bahía. Había bastantes turistas.



La zona histórica de Hiroshima es un enorme homenaje a las víctimas de la bomba del 45, entre ellos el museo de la bomba atómica y el monumento a los caídos.


Otra famosa estatua en honor de  los niños víctimas de la bomba y la radiación, con sus míticas grullas de papel.


La cúpula destruida del centro de comercio, cerca de donde se soltó la bomba, ahora testigo de la guerra.


También visitamos la reconstrucción del castillo, aunque con cierta sensación de estar viendo cemento repintado, y mucha pena de pensar lo que le pasó al original. Está hecho en 1955.


Los jardines, muy bonitos.


Y tras la caminata, a buscar una taberna que hiciese el famoso okonomiyaki de Hiroshima! No nos defraudó, nada de nada!



miércoles, 16 de julio de 2014

Koyasan

El monte koya (高野山) es una montaña frondosa al SE de Osaka, de moda entre los turistas por la posibilidad de vivir en ella una "experiencia budista". El budismo que se practica en la montaña es la evolución de una secta escindida del en el año 819, por el monje Kukai, llamada budismo Shingon. 


Nos levantamos un poco tarde en el hotel, y entre tejemanejes ferroviarios  llegamos a la estación Osaka (JR), hicimos un cambio de compañía y montamos en el tren regional (kyoku) hasta Hashimoto y desde ahí un cambio de regional hasta Gokurakubashi. El recorrido del tren es un regalo para los ojos en cuanto a paisaje y experiencia. En el último tramo conocemos un Japón  lleno de bosques, curvas y  incontables y viejos pueblos construidos de manera tradicional. Cuando llegas a la base de la montaña tienes que coger un funicular que asciende durante 10 minutos una pared bastante vertical y luego autobús 10 minutos hasta llegar al pueblito.


Nada más llegar  al pueblo te das cuenta de que estas en el Lourdes japonés o en Fatima, aunque con más encanto, claro está. Tiendas de omiyages (souvenirs), un par de restaurantes, una tienda 24 horas y poco más. El resto son templos donde te puedes hospedar convenientemente por un módico precio de entre 10.00¥0 y 30.000¥ la noche. A cambio los desprendidos  de todo lo  material monjes, te ofrecen participar en la ceremonia de rezo matutino, y por apenas 4000¥ más puedes disfrutar de su liviana cena vegetariana. Llegamos a nuestro templo, el cual reservamos sin comida y pagamos 12000¥, y nos recivió un monje bastante simpático que nos acompaño al interior. Más Ryokan (hotel) que templo (por lo menos en la padre que vimos) nos enseño la habitación de tatamis y nos explicó que cerraban la puerta del templo a las 9, con lo que la razón de quedarse a dormir en el Koya, que era visitar el cementerio por la noche, se vió truncada. Tras un té verde y un dulce de castañas (rico y típico de la zona), nos pasó la minuta que se cobró en cash y nos dió los panfletos informativos de la zona.

En el centro del pueblito a apenas 1 minuto del ho-templo, está el recinto central llamado Dando Garan donde  se encuentran reunidos santuarios importantes, Miedo, Kondo, Daito... Bonito, pero sí vienes de Kyoto y de su recorrido de templos todo te va a sonar un poco igual, te cobran por entrar 200¥ por persona (en cada uno de los edificios) pero desde la puerta puedes verlo todo perfectamente.


Caminamos en dirección al famoso cementerio de Okunoin (奥の院), no sin detenerlos durante más de 1 hora debajo de un tenderete esperando a que parase de llover a cántaros. No sabemos sí era por la época del año o por el tiempo pero el pueblo estaba desierto. El cementerio de más de 2 kilómetros de largo, es un lugar digno de visitar y sólo por eso ya merece la pena acercarse hasta el Koya. Según el panfleto turístico contiene más de 20.000 monumentos de relevancia histórica (miles de tumbas antiguas bien conservadas) , y esta ubicado en un precioso bosque de cipreses altísimos, lleno de musgo y encanto. La suerte que tuvimos es que el día estaba muy oscuro y todos los faroles de piedra estaba encendidos. 


Al final del cementerio se encuentra el santuario más importante, flanqueado por un riachuelo de aspecto tétrico, donde se encuentran las sagradas escrituras del Shingon (no puedo evitar reírme cada vez que veo a un monje chingón). El lugar es muy interesante, tanto el tempo frontal, como el altar trasero o el sótano. (No se pueden sacar fotos del lugar y ya no había batería en el teléfono ni en la cámara así que..).


Volvimos al templo ya que eran casi las 8 y nos cerraban la ducha. El tempo contaba con ofuro y/o onsen, pero no estaba muy cuidado. Decidimos dormir pronto para poder escaquearnos al día siguiente al alba, antes de la ceremonia y poder hacer una ruta por el bosque antes de partir hacia Hiroshima. 


Nos costó un poco no hacer ruido a las 6 de la mañana cuando intentábamos que los monjes no se dieran cuenta de nuestra partida. Mochila en mano comprobamos sí la puerta estaba abierta y huímos montaña arriba. 45 minutos de caminata más o menos y llegamos a un mirador muy chulo para poder observar el amanecer sobre el Monte Koya.


Decidimos caminar hasta la estación (otros 45 minutos más o menos) y llegamos a tiempo para el tren de las 8. Conclusión, a no ser que tu templo o ryokan no cierre por la noche, compensa venir temprano e irse en el último tren del Koyasan, ya que a partir de las 17:00 y cuando se hace de noche, esta todo cerrado y no hay nada que hacer! ( y más barato).



domingo, 13 de julio de 2014

Kioto-Osaka

Aprovechamos la confusión de no tener reservada una noche de hotel (nos comimos un día), para visitar un poco más Kioto antes de bajar a Osaka. Nos despedimos de Sho y nos dirigimos caminando al Kiyomizudera.
Como todos los templos de Kioto, en obras y 400¥ por entrar. Estaba infestado de turistas!!


El sitio es bastante chulo pero exceptuando un desvío que encontramos a un pequeño templo apartado, el resto era como estar en Disneyland.


Menos mal que sacamos algunas fotos chulas !


Dentro del templo hay otro templo que fue absorbido por el primero. Es el templo del Kupido Japonés, algo sobre un conejo que perdió la piel y un dios bondadoso que se la devolvió. Además hay dos piedras entre las que hay que caminar con los ojos cerrados para ver sí hay amor verdadero. La dificultad no era caminar entre las piedras, sino caminar entre turistas. Es increíble que el sitio no tenga un aforo!


El pequeño santuario de la montaña cantante...


Al salir intentamos caminar hasta el Gingakuji (銀閣寺), aunque por no coger un bus tardamos 1h45 minutos y cuando llegamos ya era muy tarde y costaba otros 500¥, y por supuesto estaba en obras, y la cola llegaba a Tokio. Nos dimos la vuelta un poco desilusionados y con los pies hechos caca. 
Nos dirigimos al hotel para recoger la maleta y coger el tren hasta Shin Osaka.


Osaka es muy grande. Quiero decir en todos los sentidos. Es enorme y todo lo contrario a Kioto. Desde qué llegas tienes la sensación de estar en el futuro.


Nos alojamos en en centro financiero, gracias a booking y sus ofertas de última hora y el descuento premium. 
Salimos a dar una vuelta pero como siempre desde que llegamos a Japón, sobre las 11 no se ve ni un alma por la calle.


Fuimos al Onsen en la terraza del hotel y a dormir! A la mañana siguiente nos despertamos un poco tarde ( sobre las 10) y recogimos todo, para cambiar de hotel y quedar con Yuri.
Quedamos con Yuri en el グリコ、una cosa que parecía muy famosa, pero que nos costó un huevo encontrar. Nanba es un barrio de tiendas, gigante, donde todo es pequeño y gigante al mismo tiempo y esta lleno de gente y vida. 


Los carteles de las tiendas son flipantes...


Y éste es el señor Glico:


Yurichan vino con su hermana Rikkochan. Cada cual más kawaii!


Fuimos a comer Okonomiyaki


メッチャおいしかったです。友だちとよく日本語で喋りました、むずかしかったですが、りっこちゃんとゆりちゃん優しい人ですからメッチャ楽しかったです。
Después subimos a un centro comercial ( una especie de corte inglés) para ver la vista aérea de Osaka. 


Sólo llegamos al piso 34 pero había unos poquitos más! Había una terraza muy chula.


Luego nos llevaron a comprar harina de takoyaki, y a pasear por otra zona distinta, de la cual no me acuerdo muy bien. Con el rollo de cambio de hotel no teníamos mucho tiempo...


Pero nos recorrimos el supermercado probando comida extraña y gratis (a lo giri) y comprando alguna que otra cosa. Véase a Yuri más arriba con la bolsa de preparado para paella.

Luego fuimos a ver una torre metálica que es el emblema de un barrio de tiendas pero, me quedé sin batería... Así que no hay foto ;)


Por la noche después de dejar las maletas en el hotel que estaba en Shin Osaka (como a 40 minutos en tren con transbordos), volvimos a quedar con Yuri. Queríamos vivir un poco de vida despreocupada japonesa, así que fuimos a nuestro primer karaoke! 
Los karaoke a aquí son hoteles muy grandes donde hay habitaciones con su máquina de karaoke y que alquilas por horas. Los refrescos son gratis. Yuri vino con una amiga (Misato) lo que nos dió oportunidad de hablar más en japonés, aunque micrófono en mano el lenguaje 🎶 la la la 🎶 es universal!


Tuvimos que correr para coger el último tren a Shin Osaka (a las 11:47) y poder llegar al hotel. ゆりちゃんありがとうございました!!

jueves, 10 de julio de 2014

Días 7 y 8. Kioto.

京都駅、antigua capital de Japón hasta 1868 y la aparición del emperador Meiji que le dio una vuelta al país.



Tiene pocos habitantes (1.4m) y es muy turística, porque es la única ciudad que quedó un poco decente después de la Segunda Guerra Mundial. Da mucha pena imaginarse lo que podría ser hoy Tokyo y otras ciudades cuando ves la zona monumental de Kioto con sus casas de madera sobre el río Kamogawa (鴨川)。


Llegamos de Nagoya a las 9:50 más o menos. Se tardan unos 40 minutos más o menos desde Nagoya en Shinkansen en llegar. Lo primero que te encuentras al salir de la impresionante estación es la Kyoto Tower.


Fuimos al hotel a dejar las maletas. Hotelaco! Estudio con cocina, dos camas ( una grande y una de 90) con sofá cama, ordenador, tele, ofuro con tele incorporada, baño electrónico, todo muy limpio a unos 8 minutos de la estación caminando. Unos 29.000¥ las tres noches para tres personas. 


No podíamos hacer el check-in hasta las 16:00 así que fuimos a dar una vueltecita. 


Visitamos el templo de Higashi-Honganji, el edificio de madera más grande de la ciudad. Este templo fue construido en 1602 bajo el patronato del shogunato Tokugawa, aunque estaba siendo restaurado, así que sólo pudimos ver el edificio central. 


Es un templo budista que tiene un museo en el sótano, así como una sala de audiovisuales donde se emite propaganda religiosa advirtiendo de los peligros de la vida moderna. 


Luego caminamos hasta Pontochou (先斗町)、el barrio turístico por excelencia. Visitamos el lado este del río, Shijo Dori, una avenida llena de tiendas y restaurantes, bastante interesante. 


Hacia el Norte se encuentra Gion (祇園) el antiguo barrio de las Geisas, al este el templo de Sakaya y al Sur por pequeñas calles empedradas casi peatonales otro templo bastante chulo.


En la orilla Oeste podemos caminar por  las callejuelas de Kiyamachi Dori, y luego por Sanjo Dori donde comimos en un Sushi Giratorio (ya nos salían el ramen, el arroz, el frito y el aceite por las orejas) por 120¥ el plato. Cuidado con Kioto que en muchos restaurantes te traen un entrante sólo por sentarte que suele ser una mini taza de hierbas, que suelen cobrar a 300¥. Es un tima-turistas y tima-nipones, así en los carteles pueden poner los precios más baratos. ¡Para que  luego digan...lo que dicen! Los de la zona vieja con vistas al río tienen todos truco, o son caros de por si.


Volvimos al templo de la lado del hotel para intentar ver los jardines, pero los 500¥ de la entrada, la lluvia y el tiempo nos echaron para atrás. Volvimos al hotel y esperamos por Sho.

Cuando escampó, salimos a ver Pontochou de noche, iluminado con sus linternas y sus giris. 


Merece la pena pasarse una vez que ha anochecido! Volvimos paseando por la orilla del río.


A la mañana siguiente cogimos el autobús para el templo de oro. 金閣寺. 


Se tarda 40 minutos en autobús para llegar y llovía a cántaros! Conocimos a una pareja de americanos (Stella y Mark) que se vinieron con nosotros hasta la hora de comer. 


El pabellón de oro es una parte del templo de Rokuon-ji, o el templo de los ciervos. Estaba muy lleno de turistas, sobre todo chinos. Además llovía a cántaros pero aún así lo disfrutamos mucho.




Por la tarde cogimos un tren para Chikuri (no michi 竹林の道) , o la calle de bambú, en los aledaños de Arashiyama (嵐山).




Es un sitio precioso con unas vistas a la montaña y al bosque increíbles y la calle de bambú y el río Hozugawa (保津川). Es de momento lo que más me ha gustado!


Por la noche volvimos al centro a cenar y a visitar los templos que nos quedaban, que de noche tienen otra vida distinta.


Por cierto cerca de Pontochou nos encontramos con una Maiko (舞子)、una aprendíz de Geisha y tuvimos la suerte de que aunque estaba un poco apresurada nos dejo hacernos una foto con ella. La pobre después de la nuestra se vio obligada a hacerse otra con un grupo de japoneses que iba detrás. Nos quedamos muy impactados, su forma de moverse, de hablar, de mirar.. Era hipnótico! Se nos ve en la cara!